Hoy llegamos al final del viaje que hemos estado haciendo por la historia del aceite de oliva. Llegamos a los siglos XIX y XX. Dos siglos que han provocado una aceleración en el progreso tecnológico de la humanidad. Doscientos años en los que se ha avanzado más que en muchas centurias anteriores. Y por supuesto la agricultura no ha sido ajena a estos cambios y el olivar, como parte de la agricultura, tampoco. Hablamos de doscientos años por los que, como es normal, el aceite de oliva ha sufrido momentos de caídas y momentos de pujanza. Acompáñanos porque te lo vamos a contar.
El aceite de oliva en los siglos XIX y XX
Se podría decir que la revolución industrial iniciada a finales del siglo XVIII en Inglaterra nos ha traído hasta donde estamos en nuestros días. Es el comienzo de una verdadera revolución tecnológica que cambió en pocos años un mundo que llevaba milenios avanzando lentamente. Ello provocó el abaratamiento del proceso de numerosos aceites, vegetales o minerales. Esto hizo que el aceite de oliva dejara, en gran parte, de ser usado como método de iluminación.
Pero el valor principal de nuestro oro líquido ha sido siempre su uso culinario. La misma revolución industrial que hizo caer su uso como combustible para iluminación permitió la interconexión de territorios y facilitó su exportación. Esto dio lugar a una expansión del cultivo del olivo ya en el siglo XIX.
El siglo XIX es también el siglo de una revolución química que con el devenir de los años cambiaría el campo. La aparición de fertilizantes no orgánicos provocó un gran aumento de la producción al no estar sujetos a la disponibilidad exclusivamente de los abonos orgánicos.
El siglo XX por su parte supuso la gran mecanización del campo. Nuevas técnicas de cultivo, maquinaria para arar la tierra o para la recolección de la aceituna dieron el espaldarazo definitivo para que siguiera aumentando la producción de aceite de oliva.
Sin olvidar, por supuesto, la apuesta por la mejora de la calidad que ha sido posible gracias a todo este progreso tecnológico que se ha dado durante los últimos 200 años.
Queda por ver qué nos deparará el futuro, pero, sea lo que sea, estamos seguros de algo: los olivareros seguirán cuidando con todo el cariño el olivar como se ha hecho durante milenios, con tecnología o sin ella.