La llegada del invierno supone el fin de la recogida de la aceituna en el olivar. Pero el trabajo en el campo nunca termina y tras la cosecha llega un momento muy importante para que el olivar pueda ofrecer el mejor AOVE. Se trata de la poda, un momento crucial para que en la cosecha siguiente el árbol rinda de forma adecuada. Además de esta función, la poda tiene otras igualmente importantes y que deben ser llevadas a cabo por un profesional con conocimiento de la materia. Para llevarla a cabo hay que tener en cuenta multitud de factores. A continuación, te contamos algo más sobre la poda del olivo.
La poda del olivo
El momento de podar los olivos, aunque suele ser tras la recogida de la aceituna depende de muchos factores. Algunos de ellos pueden ser el tipo de clima en el que vive el olivo, la variedad, si las aceitunas son de mesa o para producir aceite de oliva. Pero sobre todo lo más importante a la hora de podar un olivo es saber qué se quiere conseguir con la poda.
Existen principalmente tres tipos de poda y cada una está destinada a un fin diferente:
- Poda de formación: este tipo se suele realizar en los primeros años de vida del árbol y está destinada a dar forma a este y que crezca según las necesidades de la producción que se espera de él.
- Poda de producción: con esta, que se realiza cuando el árbol ha llegado a una edad ya adulta lo que se pretende fomentar es la producción del olivo. Es decir, maximizar la cosecha que este va a dar dejando la cantidad de ramas exactas que se consideran adecuadas para tal fin.
- Poda de regeneración: cuando el árbol comienza a envejecer es el momento de realizarla. Su función es hacer que de las ramas viejas del olivo surjan nuevas ramas jóvenes que puedan dar frutos. De esta forma se consigue que un árbol que había bajado su rendimiento pueda incrementarlo a pesar de su edad.
Por último, es importante señalar que, como ya hemos dicho, esta tarea se realiza tras la recogida de la aceituna. Esto es así porque el otoño e invierno son los momentos de menor actividad vegetativa. Es decir, el momento en el que la savia tiene una menor actividad y en el que se le realiza un menor daño al árbol al podarlo.