Cuando hablamos de la dieta mediterránea es imposible no hablar del aceite de oliva y viceversa.
El aceite de oliva virgen extra es un ingrediente esencial de la misma, y aunque hace solo unas décadas que se ha reconocido científicamente la valiosa aportación que tiene para la salud, el cultivo del olivo y la extracción del aceite se vienen realizando hace más de 6.000 años. Tanto es así que antiguas civilizaciones como la egipcia, la griega y la romana, lo usaban no solo por sus cualidades culinarias sino también por sus propiedades medicinales, que conocían de forma empírica.
Actualmente en España, hay más de 260 variedades autóctonas de olivo cultivadas, y sigue siendo, como en la antigüedad, el principal productor mundial de aceite de oliva.
La dieta mediterránea en el año 2010 recibió, por parte de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), el reconocimiento como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Un reconocimiento que se extiende a todos los beneficios del AOVE, que continúan confirmando numerosas investigaciones en todo el mundo. Muchos de los beneficios de la dieta mediterránea, se relacionan directamente con el consumo de polifenoles y otros antioxidantes naturales, principalmente hallados en el aceite de oliva virgen y también en el vino tinto.
¿sabías que el aceite de oliva es bueno en la prevención de la aparición del Alzheimer, enfermedades coronarias, la prevención del cáncer de mama, enfermedades gastrointestinales y osteomusculares?
Y además de todo esto, tiene otras propiedades para la salud:
Alivia el dolor de oído
Evita los ronquidos
Acondiciona el cabello
Y puede aliviar los estados depresivos
Aunque el AOVE se puede utilizar para cocinar, es recomendable tomarlo en crudo, ya que de esta forma conserva todas sus propiedades.
En cuanto a la dieta mediterránea, debemos decir que es un modo o estilo de vida, ya que sus mejores efectos se alcanzan cuando se combina con una actividad física moderada y otras prácticas que eviten el estrés emocional. Este modelo nutricional debe su nombre al profesor Ancel Keys, quien realizó el primer estudio epidemiológico sobre grasas alimenticias y enfermedad cardiovascular, conocido como el estudio de 7 países, el los años 50 del siglo pasado.
Otra característica de la dieta mediterránea, es que es posible comer casi cualquier tipo de alimento, respetando siempre las cantidades y la periodicidad en su consumo establecidos en la pirámide alimenticia.